Marcos acude a consulta, se muestra agresivo, cuestionando constantemente lo que dice el terapeuta y confrontándose de forma continua con él.
Cuando acude a consulta un paciente agresivo y desafiante, hay que tener seguridad y autocontrol.
Te damos algunas pautas para conseguir establecer una buena relación con el paciente, trabajando el autocontrol y las habilidades sociales del mismo.
- Un primer paso es hacerle consciente de sus impulsos y de su agresividad, que él la perciba y la reconozca. Debemos ganarnos su confianza ayudándole a controlar esos impulsos a través de técnicas como la relajación, la respiración, la tolerancia a la frustración, las autoinstrucciones, resolución de problemas, etc.
Si percibimos que podemos llegar a ser agredidos por el paciente, hay que tomar algunas medidas de seguridad, como no caer en la provocación, no desafiarle, no invadir su espacio vital, no posibilitarle la accesibilidad de cualquier objeto arrojadizo ni permitirle amenazas graves.
Podemos prevenirnos mediante la presencia de un co-terapeuta, situarnos cerca de una salida accesible o la posibilidad de hacer uso de una señal de aviso para que vengan en nuestra ayuda.
También puede suceder que el paciente necesite algún tipo de medicación que le inhiba la conducta agresiva y sería deseable que nos aseguremos de que acude a consulta bajo tratamiento médico. No obstante, siempre debemos adoptar medidas de seguridad para evitar sufrir cualquier daño que amenace nuestra integridad física.
- Si las técnicas de autocontrol dieran resultado y posibilitara el normal funcionamiento de la sesión, es conveniente explorar los brotes e impulsos agresivos que manifiesta para conocer sus motivos y conocer su historia de refuerzos para entender mejor el análisis funcional de la conducta de ira. También se insistirá en trabajar la terapia de resolución de problemas para mejorar sus habilidades sociales y fomentar la conducta asertiva y se invitará a poner en práctica estas estrategias en su vida real.