Una de las habilidades del terapeuta, en una sesión clínica, pasa por entablar una relación vinculante que invite al paciente a que hable, a que describa lo que piensa, siente o imagina con el fin de que sea él mismo quien verbalice sus circunstancias y el problema por el que acudió a consulta.

Cuando un paciente verbaliza frases del tipo: “nunca llegaré a ser nada en mi trabajo porque x siempre es el que se lleva las medallas, nada de lo que yo consiga me hará feliz si él está”, además de describir la situación que está viviendo en ese momento, nos da información relevante y concreta del problema para poder estudiarlo o analizarlo funcionalmente. De esta manera el terapeuta trabajará sobre el comportamiento problemático del paciente, podrá realizar predicciones sobre el mismo y diseñar posteriormente un protocolo de intervención eficaz y personalizado con un tratamiento adecuado, dirigido a modificar esas variables que mantienen la conducta problemática.

analisis funcional cabezaY para diseñar una intervención adaptada a un problema concreto, el terapeuta recurre a la herramienta del Análisis Funcional con el fin de realizar una tarea de concreción que le permita esclarecer cuáles son los elementos constituyentes de la conducta problemática del paciente estableciendo contingencias entre la respuesta y sus antecedentes o consecuentes.

Básicamente, la herramienta del Análisis Funcional nos servirá para:

  1. CONOCER Y RELACIONAR LAS VARIABLES de la conducta problemática, en relación a qué cuenta el paciente, en qué piensa, qué hace, para qué o por qué se está comportando de esa manera dentro del contexto estimular en el que la persona se desenvuelve a diario. Desglosar los segmentos de conducta, en busca de antecedentes y consecuentes relacionados con esos comportamientos, es esencial para realizar un buen Análisis Funcional, sirviéndose del sencillo esquema de Estímulo antecedente— Respuesta de la persona — Estímulo Consecuente.
  2. ELABORAR HIPÓTESIS de la posible causa del problema, es decir, proporcionar una explicación de por qué se encuentra o se comporta así el paciente, qué funciones están cumpliendo esas conductas problemáticas y por qué se mantienen en el tiempo pese a generar malestar a la persona.
  3. ESTABLECER LOS OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN más adecuada para aplicar unas técnicas o estrategias que promuevan los cambios en los comportamientos que están siendo problemáticos.

En este artículo, tan sólo pretendemos incidir en la importancia del Análisis Funcional en la práctica de la clínica diaria, como una herramienta esencial con la que debe contar todo psicólogo; como un recurso que es clave para fundamentar racionalmente la toma de decisiones clínicas y actúa como un nexo entre la evaluación y la intervención, durante todo el tratamiento.

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