Uno de cada cinco niños y adolescentes presenta un trastorno mental, apreciándose una tendencia a aumentar la prevalencia en las últimas décadas. Además, se constata que el 80% de los niños y adolescentes que necesitan tratamiento psicológico no lo reciben, sobre todo los casos más graves.

Achenbach (1993) clasificó los comportamientos problemáticos infantiles de acuerdo a las dimensiones Externalizada – Internalizada donde los primeros se caracterizan por un “infracontrol” del comportamiento mientras que los segundos por un “sobrecontrol” del mismo. Aunque los trastornos de ansiedad se incluyen dentro de la categoría del sobrecontrol no podemos obviar que la mayoría de los miedos infantiles son transitorios, de intensidad, leve y específicos de una edad. Los miedos evolutivos son un aspecto normal del desarrollo, que proporcionan a los niños medios de adaptación a estímulos estresantes vitales (Morris y Kratochwill, 1987). Por lo que lo que denominamos ansiedad es una reacción que nos ayuda a poner en marcha un sistema de defensa y protección como es la evitación que se refleja en el triple sistema de respuesta humano. Las dificultades empiezan a manifestarse cuando se produce una percepción errónea de las amenazas activándose de forma automática este sistema de adaptación que se caracteriza por una interpretación subjetiva de las situaciones, un estado constante de hipervigilancia y una activación fisiológica.

Se presentará de forma muy aplicada y práctica un programa cuyo objetivo es enseñar a los profesionales que detecten y tenga en cuenta los conceptos nucleares y aspectos más significativos para poder establecer una valoración y tratamiento eficaz desde su inicio. Daremos respuesta a qué debemos de buscar en la evaluación, que tipos de amenazas errónea que se pueden percibir, aspectos qué determinan un diagnóstico u otro, mecanismos qué subyacen en la ansiedad, obstáculos qué vamos a encontrar y principios que deben de regir cualquier tipo de intervención o técnica de tratamiento que implementemos.

En función de lo expuesto con anterioridad, se pretende dotar al profesional de una serie de competencias necesarias para poder abordar los déficits emocionales que tiene que ver con la evaluación e intervención de los trastornos de ansiedad promoviendo y poniendo en práctica durante el desarrollo del módulo dinámicas y actividades que tienen que ver con  las siguientes habilidades:

• • Reconocer los factores de riesgo.
  • Reconocer los síntomas en el niño.
  • Detectar los indicadores cognitivos, emocionales y fisiológicos implicados.
  • Manejar los instrumentos, más eficaces, para la evaluación.
  • Conocer y manejar las técnicas específicas para la intervención.

Dentro del programa VIVENCIA una vez adquiridos los procesos y  conceptos comunes a todos los Trastornos de Ansiedad se abordará de forma más específica el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) en la adolescencia. Cómo hemos mencionado, los distintos trastornos de ansiedad comparten en su génesis, mantenimiento y procesos de intervención una serie de características comunes, pero también existen una serie de síntomas y manifestaciones clínicas que los diferencia y que el profesional tiene que conocer para estar alerta a la hora de poder detectarlos. La adolescencia, una edad ya de por sí de continuos cambios, dificulta la detección y abordaje de dicho trastorno. Y la familia,frecuentemente, un foco de conflicto diario en el que no comprenden las “manías” que su hijo o hija manifiesta y que cada día le impiden tener una adecuada dinámica son solo en el hogar sino también en sus vida académica y en sus relaciones con su grupo de iguales. Cada mañana supone un gran esfuerzo, una lucha o como reflejaba una adolescente “Mis pensamientos cada vez pueden más conmigo, no me dejan descansar, cada vez me hago la idea de que no puedo tirar más de ellos, que son como un muro que no me deja vivir mi vida o como sea que se diga… Me siento más débil que nunca, solo tengo ganas de llorar. Cuando estoy con la gente veo que todo el mundo es superior a mi, que todo el mundo me manda y no se reaccionar… A lo mejor esto no es lo peor del mundo pero no sabes lo que cuesta controlarlo, es como un uno contra un mil, es imposible…”

Para poder abordar este Trastorno conoceremos, entre otras cuestiones,  las características diferenciales del TOC en la adolescencia, implicaremos a la familia como eje del proceso de intervención para que puedan aprender a convivir con el TOC y pondremos en práctica algunas de las técnicas que mayor eficacia tienen en la práctica clínica. Y de esta forma el profesional podrá abordar con plenas garantías un trastorno complejo no solo por sus características y síntomas que lo definen sino por la etapa evolutiva en la que se empieza a manifestar.