Conocer en qué consiste el papel del psicólogo forense en el ámbito de familia y con qué dificultades es previsible que se encuentren en el ejercicio profesional para después centrarnos en la evaluación de las partes y la realización del Informe Pericial.

1. Definir y delimitar el rol del psicólogo perito en disputas de custodia, diferenciándolo de otras posibles intervenciones psicológicas con parejas en ruptura.
2. Dar a conocer la evolución que ha experimentado esta figura profesional y los aspectos más polémicos de su quehacer.
3. Repasar aspectos generales de las evaluaciones de custodia: contenidos con mejor fundamento empírico, evolución de los criterios de decisión o estándares en esta materia y novedades en cuestión de instrumentos y planteamientos metodológicos.
4. Plantear el debate existente en torno a la custodia compartida con un enfoque más riguroso, centrado en los datos de investigación disponibles.

1.1. Ser capaces de discernir las actuaciones propias de un psicólogo forense en un procedimiento de familia y de evitar la confusión de roles profesionales.

1.2. Conocer los principios éticos de actuación y las vulneraciones deontológicas más frecuentes en este ámbito aplicado.

2.1. Saber planificar una evaluación psicológica de custodia y seguir un procedimiento sistematizado que minimice los sesgos.

2.2. Ser capaces de seleccionar los instrumentos más adecuados para la evaluación de un caso dado y de manejar modelos multi-variable y multi-técnica que maximicen la validez y fiabilidad de las evaluaciones.

2.3. Dar importancia al aval empírico de los contenidos y criterios de evaluación manejados, y saber analizar los resultados de una evaluación a la luz de los datos de investigación actualizados.

2.4. Ser capaces de elaborar dictámenes de custodia pertinentes (que respondan al objeto de pericia) y coherentes (de conclusiones bien fundamentadas en los resultados de la evaluación).

3.1. Conocer y formarse criterio sobre el debate y consensos básicos existentes entre los expertos en relación a la figura legal de la custodia compartida.

3.2. Ser capaces de aplicar al caso las particularidades de las custodias compartidas, así como de manejar de una forma combinada los factores críticos para el bienestar de los menores.