El bajo rendimiento escolar es un tema que preocupa a aquellos padres y educadores que detectan problemas de aprendizaje en los estudiantes.
Las causas del bajo rendimiento escolar pueden deberse a múltiples factores; problemas propios del niño, del entorno familiar y sociocultural, particularidades del ámbito escolar… pero diferenciar estos factores no es fácil. Requiere de una aguda observación por parte de los padres y educadores y, en algunas ocasiones, es necesario además, la intervención del especialista para que evalúe en profundidad las dificultades de aprendizaje que tiene el alumno, con el fin de saber cuáles son o en qué procesos aparecen dichas dificultades, y poder así establecer un correcto diagnóstico, y fijar un programa de intervención específico e individualizado.
Es recomendable que, antes de realizar una evaluación, los profesionales implicados en la misma tengan unos conocimientos mínimos sobre los objetivos curriculares de cada ciclo educativo y sobre las edades a las que los niños deben dominar las destrezas básicas de lectura, escritura, cálculo; así como saber examinar el lenguaje, la motricidad gruesa y fina, la lateralidad, etc. con el fin de detectar esas “señales de alerta” que apuntan hacia una posible dificultad de aprendizaje.
Cuando se detectan esas posibles dificultades de aprendizaje en un área o varias, la clave es realizar una exhaustiva evaluación psicopedagógica, para averiguar qué procesos están fallando exactamente (memoria, atención, percepción, procesos lingüísticos, etc…) y si fuera posible, delimitar sus causas, ya sean orgánicas, conductuales o emocionales para poder trazar una línea de intervención mucho más efectiva.
De acuerdo con la dificultad sospechada y en función de los datos amnésicos del desarrollo del niño y de la conducta cotidiana en el ámbito familiar y escolar, se seleccionan las pruebas pertinentes según la edad del niño y las funciones cognitivas que se van a evaluar: inteligencia, atención y control directivo, memoria, lenguaje, gnosias y praxias y lecto-escritura.
INSTRUMENTOS para la Evaluación Psicopedagógica
El especialista se servirá de los instrumentos más usados hoy en día para medir el desarrollo intelectual del niño mediante las escalas de Inteligencia de Wechsler WIAS-WISC-WPSSI, la escala McCarthy, tests de matrices progresivas Raven, Tests de Dóminos, etc.
Para evaluar el potencial de aprendizaje utilizará la técnica de test-entrenamiento-retest con pruebas como LPAD de Reuven Feuerstein, EPA de R. Fdez. Ballesteros, BEPAEC de S. Molina, El Test del Dibujo y la Palabra de Budoff, etc.
Si lo que se quiere es evaluar el desarrollo psicosocial y de la personalidad para determinar el equilibrio emocional del niño y su inserción social, nos serviremos de cuestionarios o proyectivos como el Test de Roschard, Test del Árbol, Test de la familia, Test de Bender…
O para medir el desarrollo motor, desde la perspectiva de la evaluación psicopedagógica será esencial realizar una evaluación de las habilidades motrices generales y específicas del niño.
Es preciso señalar que existen numerosas técnicas e instrumentos que podemos usar, aquí os mostramos sólo algunos ejemplos, y que es necesario completar esta exploración con una observación directa e indirecta, utilizando para ello las escalas de observación adecuadas para cada caso.
Con todos los datos recogidos, el especialista elaborará el informe psicopedagógico en el que, plasmará la situación evolutiva y educativa del alumno en los diferentes contextos de desarrollo y expondrá unas orientaciones sobre las necesidades educativas y el tipo de ayuda que podría necesitar el niño, para facilitar y estimular su progreso en el aprendizaje.
Por ello, la identificación de las necesidades educativas de un alumno con problemas de aprendizaje, mediante una correcta Evaluación Psicopedagógica, es fundamental para evitar un posible fracaso escolar.
