La Terapia Analítico-Funcional, como parte de las llamadas terapias de tercera generación o contextuales, deriva del análisis funcional de la conducta (Skinner, 1957) y ha sido desarrollada por Kohlenberg y Tsai en 1991. FAP establece como punto central la importancia de la relación terapéutica a la hora de generar las condiciones para que el cliente genere o potencie un repertorio de conducta más flexible y adaptativo, aspecto especialmente relevante en la intervención con población adolescente.  Gran parte del repertorio problemático que el cliente lleva a cabo en su vida se manifiesta en la interacción terapéutica en sesión, y FAP sitúa ahí el foco de la intervención para promover la extrapolación del cambio fuera de sesión.

Debido a que la relación terapéutica es algo vivo y formado por múltiples interacciones entre terapeuta y cliente, resulta la vía por la que el terapeuta tendrá que desplegar las herramientas o estrategias básicas encaminadas al éxito de la intervención: detectar las conductas clínicamente relevantes que ocurren durante la sesión con el menor, construir un contexto terapéutico que haga posible la aparición de conductas problemáticas y permita desarrollar mejorías en la conducta del cliente y reforzar o debilitar, de manera natural, los ejemplos de repertorio flexible e inflexible que presentan los menores.

Objetivos generales en la aplicación con población adolescente

Se presentará FAP como terapia de tercera generación o contextual y sus características y herramientas terapéuticas centrales, analizándose interacciones en distintos casos clínicos.

Objetivos específicos:

(1) Observar las conductas clínicamente relevantes en sesión

(2) Provocar o incitar conductas clínicamente relevantes (conductas CCR1)

(3) Reforzar muestras de repertorio flexible (conductas CCR2)

(4) Observar el efecto de la conducta del terapeuta en el cliente y

(5) Promover interpretaciones de la conducta del cliente para la potenciación y extrapolación del repertorio flexible de dentro de sesión a fuera

1. Aprender a detectar y responder de manera efectiva a las muestras de repertorio problemático del cliente en sesión y promover un repertorio más flexible;
2.  Práctica de las cinco reglas de FAP como herramientas terapéuticas;
3. Adquisición de habilidades de escucha y discriminación de la conducta del cliente en sesión;
4. Detectar las barreras y dificultades del terapeuta.